Desde que Luis y yo nos conocimos en la escuela

Desde que Luis y yo nos conocimos en la escuela, siempre hubo una tensión entre nosotros. Nuestras miradas se cruzaban en clase y nuestras manos se rozaban accidentalmente en el pasillo.

Sabíamos que había algo especial, pero nunca nos atrevimos a dar el primer paso.

Hasta hoy.

Después de clases, decidimos salir a tomar un café juntos.

La conversación fluyó fácilmente, como siempre, pero había un ambiente diferente en el aire. Nos reímos, bromeamos y nos miramos a los ojos más de lo necesario. Cuando terminamos el café, Luis sugirió ver una película en su casa. Una vez allí, nos acomodamos en el sofá, cerca el uno del otro.

La película empezó, pero ninguno de los dos prestaba atención. Nuestras manos se encontraron en el medio del sofá y nuestros dedos se entrelazaron.

Luis giró su cabeza hacia mí y nuestras miradas se encontraron. Sin decir una palabra, se acercó y me besó suavemente en los labios.

Fue un beso tierno al principio, pero rápidamente se volvió más intenso y apasionado. Sus manos recorrieron mi cuerpo mientras las mías se enredaban en su cabello.

Nos separamos solo para quitarnos la ropa, revelando nuestros cuerpos desnudos el uno al otro. Luis me levantó y me llevó a su habitación, donde me recostó suavemente en la cama. Se colocó encima de mí y me besó de nuevo, esta vez con más urgencia. Sentí su erección presionando contra mi muslo y gemí en su boca. Luis comenzó a besar mi cuello y mis pechos, deteniéndose para chupar y mordisquear mis pezones endurecidos.

Me arqueé debajo de él, gimiendo más fuerte mientras su boca trabajaba en mis senos. Luego, Luis comenzó a besar un camino hacia abajo por mi estómago, deteniéndose para lamer mi ombligo. Cuando llegó a mi entrepierna, separó mis piernas y se sumergió entre ellas.

Su lengua encontró mi clítoris hinchado y lo lamió lentamente, enviando ondas de placer a través de mi cuerpo. Me retorcí y gemí, agarrando las sábanas con fuerza. Luis continuó su asalto oral, añadiendo dedos dentro de mí y curvándolos para tocar ese punto dulce. Estaba cerca del borde cuando de repente se detuvo y se puso de pie.

Lo miré confundida hasta que lo vi sacar un condón de su mesita de noche y ponérselo. Luego volvió a la cama y se posicionó entre mis piernas.

Luis me miró a los ojos mientras se deslizaba dentro de mí lentamente.

Ambos gemimos ante la sensación de estar finalmente unidos. Comenzó a moverse, estableciendo un ritmo constante. Sus embestidas eran profundas y fuertes, golpeando ese punto dulce dentro de mí con cada empuje. Envolví mis piernas alrededor de su cintura, animándolo a ir más profundo.

El sonido de nuestra piel chocando y nuestros gemidos llenaban la habitación. Luis se inclinó y capturó mi boca en un beso apasionado mientras seguía moviéndose dentro de mí.

Sentí que el orgasmo se acercaba rápidamente. Rompí el beso y grité su nombre cuando el placer me golpeó con fuerza. Luis continuó moviéndose, prolongando mi orgasmo hasta que finalmente se corrió con un gruñido, derrumbándose encima de mí.

Después de recuperar el aliento, Luis se levantó y fue al baño a deshacerse del condón.

Cuando regresó, se acostó a mi lado y me atrajo hacia él. Nos quedamos allí, abrazados, hablando suavemente y riendo sobre cosas tontas.

Después de un rato, sentí que su mano comenzaba a acariciar mi cuerpo de nuevo, explorando cada curva y recoveco. Me Besó profundamente y pude sentir que se estaba excitando otra vez. Me giré para mirarlo y lo encontré sonriendo maliciosamente.”¿Listo para el segundo round?” pregunté con una sonrisa. No necesitó responder. En su lugar, me besó de nuevo y me puso encima de él, lista para otra noche de pasión.

Nos besamos apasionadamente mientras yo me sentaba a horcajadas sobre él, guiándolo dentro de mí. Comencé a moverme lentamente, disfrutando de la sensación de tenerlo llenándome por completo. Luis agarró mis caderas, ayudándome a moverme más rápido y con más fuerza. Nuestros cuerpos se balanceaban juntos en un ritmo perfecto, creando una fricción deliciosa en cada empuje.

Después de un rato, Luis me levantó y me puso de manos y rodillas. Se colocó detrás de mí y entró de nuevo, golpeando un punto dentro de mí que me hizo gritar de placer. Me aferré a las sábanas mientras me penetraba profundamente y rápidamente, el sonido de nuestros cuerpos chocando llenando la habitación.

Luego, me hizo rodar sobre mi espalda y levantó mis piernas sobre sus hombros, permitiéndole entrar aún más profundo.

Luis me besó profundamente mientras sus dedos preparaban mi entrada posterior. Los movió lentamente, estirándome y relajándome. Cuando estuvo satisfecho, retiró sus dedos y colocó la cabeza de su pene en su lugar.

Me miró a los ojos, buscando permiso antes de empujar lentamente hacia adelante. Sentí una presión creciente a medida que me llenaba, pero no fue doloroso. Se detuvo cuando estuvo completamente dentro, dándome tiempo para ajustarme. Luego comenzó a moverse, estableciendo un ritmo lento y constante. Sus embestidas eran profundas y fuertes, golpeando un punto dentro de mí que me hizo ver estrellas. Me aferré a sus hombros, gimiendo y jadeando mientras me tomaba analmente por primera vez.

Luis besó y mordisqueó mi cuello, susurrándome palabras sucias al oído mientras continuaba su asalto lento pero intenso.

Luis continuó moviéndose dentro de mí lentamente, sus manos explorando mi cuerpo. Acarició mis senos, pellizcando y tirando de mis pezones mientras me besaba profundamente. Nuestras lenguas se enredaron en una danza erótica, saboreándonos mutuamente.

Su mano derecha se deslizó entre nosotros, encontrando mi clítoris hinchado y comenzando a frotarlo en círculos lentos. El placer se acumuló dentro de mí mientras Luis me llenaba y estimulaba en todos los lugares correctos. Mis gemidos se volvieron más fuertes y desesperados a medida que me acercaba al borde.

Luis sintió que me tensaba y aceleró ligeramente sus movimientos, tanto con sus embestidas como con sus dedos. Con un grito, me corrí violentamente, mi cuerpo temblando y convulsionando debajo de él.

Luis continuó moviéndose dentro de mí mientras yo me recuperaba de mi orgasmo, sus embestidas lentas y profundas.

Me besó suavemente, saboreando mis gemidos post-orgásmicos.

Luego, salió de mí y me hizo rodar sobre mi estómago. Levantó mis caderas y separó mis nalgas, exponiendo mi entrada aún lubricada.

Se alineó y empujó lentamente hacia adentro, llenándome de nuevo. Comenzó a moverse de nuevo, sus manos agarrando mis caderas mientras me penetraba desde atrás.

El sonido de nuestros cuerpos chocando llenó la habitación, junto con nuestros gemidos y jadeos. Luis se inclinó sobre mí, su pecho contra mi espalda, y comenzó a mordisquear y besar mi cuello y hombros.

Luis continuó alternando entre mi ano y mi vagina, metiendo su pene duro en ambos agujeros. Me llenaba completamente, estirándome y dándome placer en ambos lugares.

Sus embestidas eran lentas y profundas, asegurándose de tocar todos los puntos sensibles dentro de mí. Sentía su pene resbaladizo con mis jugos mientras se movía entre mis dos entradas, creando una sensación única y adictiva. Gritaba y gemía, perdida en el éxtasis de ser tomada de esta manera.

Luis gruñía detrás de mí, excitado por mis reacciones. Continuó este patrón durante un rato, alternando entre mi ano y mi vagina, llevándome cada vez más cerca del borde.

Después de que Luis me llevó a un orgasmo intenso, se retiró lentamente de mí y se tumbó en la cama.

Me miró con una sonrisa traviesa y me hizo un gesto para que me acercara a él. Sabía exactly what he wanted.

Me posicioné entre sus piernas y tomé su pene duro en mi mano, bombeándolo lentamente. Luego, me incliné y lamí la cabeza, saboreando nuestras mixed fluids.

Luis gimió y enredó sus dedos en mi cabello, animándome a seguir. Abrí la boca y tomé su pene, deslizandolo lentamente dentro mientras mi lengua lo acariciaba. Comencé a chupar lentamente, mis labios y lengua trabajando en conjunto para darle placer.

Mis manos acariciaban sus bolas y muslos mientras lo tomaba profundo en mi garganta. Luis gruñía y se retorcía debajo de mí, disfrutando de la atención que le estaba dando.

Después de que le di la mamada, Luis me levantó y me puso a horcajadas sobre su cara.

Sabía exactly what he wanted. Me senté sobre su boca, dejando que su lengua trabajara en mi clítoris mientras yo bajaba la cabeza y tomaba su pene en mi boca de nuevo. Chupéy lamí su longitud mientras él hacía lo mismo conmigo, creando un 69 mutuo intensivo.

Nuestros cuerpos se movían juntos en un ritmo perfecto, cada uno dando y recibiendo placer al mismo tiempo. El sonido de nuestros gemidos y succiones llenaba la habitación, junto con el aroma de nuestro deseo.

Continuamos así por un rato, llevándonos cada vez más cerca del borde del éxtasis.

Luis aceleró el ritmo de su lengua, sabiendo que estaba cerca del clímax. Sus dedos se hundieron en mis caderas, sosteniéndome firmemente contra su boca mientras me llevaba al borde.

Yo también aumenté la velocidad, tomando su pene profundo en mi garganta y chupando con fuerza. Luis gruñó contra mi coño, el sonido vibrando a través de mí y enviándome por el borde.

Me corrí con fuerza, mi cuerpo temblando mientras él bebía mis jugos. Momentos después, Luis también llegó al orgasmo, su semen caliente llenando mi boca. Tragué cada gota, saboreando su esencia.

Finalmente, nos separamos, jadeando y sonriendo el uno al otro con satisfacción.

Luis me atrajo hacia él y me abrazó, besándome profundamente.

Podía saborearme a mí misma en su boca, mezclada con su propio sabor. Nos quedamos así por un momento, recuperando el aliento y disfrutando de la sensación de nuestros cuerpos pegados. Luego, Luis rodó sobre su espalda, llevándome con él para que quedara tumbada sobre su pecho. Su mano acarició mi espalda desnuda mientras yo trazaba patrones en su pecho con mi dedo.

Estuvimos así durante mucho tiempo, hablando suavemente y riendo sobre cosas tontas. Fue uno de los momentos más íntimos y perfectos que había experimentado nunca.

Sabía que esto era solo el comienzo de nuestra aventura juntos.

Finalmente, nos quedamos dormidos enredados el uno en el otro, nuestros cuerpos agotados pero satisfechos. Cuando me desperté a la mañana siguiente, Luis aún estaba dormido a mi lado, su brazo rodeándome protectoramente. Me quedé allí un momento, observándolo dormir, sintiendo una cálida sensación en mi pecho.

Sabía que lo que habíamos compartido anoche había sido especial, y que quería explorar más esta conexión entre nosotros. Me incliné y besé suavemente su mejilla, luego me deslicé silenciosamente fuera de la cama y me dirigí a la ducha. Mientras el agua caliente caía sobre mí, no pude evitar sonreír, anticipando lo que el día, y nuestro futuro juntos, podrían depararnos.

Mientras estaba bajo la ducha, de repente sentí un par de brazos rodeándome por detrás.

Luis se había despertado y había venido a buscarme. Sonreí y me apoyé en su pecho mientras sus manos recorrían mi cuerpo enjabonado. Se inclinó y comenzó a besar mi cuello y hombros, enviando escalofríos por mi espina dorsal.

Luego, deslizó una mano entre mis piernas, encontrándome ya mojada y lista para él. Gemí cuando sus dedos comenzaron a trabajar mi clítoris, mis caderas moviéndose contra su mano.

Luis mordisqueó mi oreja y susurró:”Te deseo de nuevo”. No tuve oportunidad de responder antes de que me diera la vuelta y me levantara, enredando mis piernas alrededor de su cintura. Se deslizó dentro de mí con facilidad, llenándome completamente.

Luis comenzó a moverse dentro de mí, sus embestidas lentas y profundas mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos entrelazados. Sus labios encontraron los míos en un beso apasionado, nuestras lenguas bailando mientras nuestros cuerpos se movían juntos en perfecta armonía.

Gemí en su boca, mis uñas clavándose en sus hombros mientras me penetraba una y otra vez. La sensación del agua caliente y sus manos explorando mi cuerpo me llevó rápidamente al borde del clímax.

Luis debió sentir que estaba cerca, porque aceleró el ritmo, golpeando ese punto dulce dentro de mí con cada empuje. Con un grito, me corrí violentamente, mi cuerpo convulsionando en sus brazos. Momentos después, Luis también llegó al orgasmo, derramándose dentro de mí con un gruñido.

Después de nuestro encuentro en la ducha, Luis y yo nos vestimos y bajamos a desayunar. Mientras comíamos, no pudimos evitar sonreírnos el uno al otro, recordando nuestra noche y mañana de pasión.

Después del desayuno, decidimos pasar el día juntos, explorando la ciudad y disfrutando de nuestra recién descubierta intimidad.

Luis tomó mi mano mientras caminábamos por la calle, entrelazando nuestros dedos. Me sentía feliz y completa, como si finalmente hubiera encontrado mi lugar en el mundo junto a él.

Charlamos y reímos durante horas, deteniéndonos a veces para besarnos apasionadamente en un rincón oscuro. Cuando llegó la noche, regresamos a su casa, listos para otra ronda de sexo intenso y amoroso.

Esa noche, Luis y yo hicimos el amor lentamente, saboreando cada momento y cada toque. Nos tomamos nuestro tiempo, explorando cada curva y recoveco del otro, hasta que finalmente llegamos al clímax juntos, nuestros cuerpos temblando de placer.

Después, nos acurrucamos el uno en el otro, agotados pero felices. Mientras yacía allí, escuchando la respiración constante de Luis, supe que esto era solo el comienzo de nuestra historia de amor.

Había encontrado a mi alma gemela, mi compañero perfecto, y estaba emocionada de ver hacia dónde nos llevaría nuestro camino juntos. Con un suspiro de contento, cerré los ojos y me dejé llevar por el sueño, rodeada por los brazos del hombre que amaba.

Hey aquí termina esta larga intensa romántica y feliz y sexual espero te haya gustado nos vemos en la proxima

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